CULPABLES DE LIBERTAD DE EXPRESIÓN
Quieren sembrar el miedo, y lo están consiguiendo; pero no con todos. Yo tengo miedo. Seguro que, en algún momento, también lo sufrieron los periodistas y dibujantes de “Charlie Hebdo”, pero las amenazas no consiguieron pararles, pues sus temores no eran cobardía, sino afirmación de su convencimiento de que no es posible encadenar las ideas, a las que defendieron hasta las últimas y trágicas consecuencias. Sabían a lo qué se enfrentaban, pero sólo apretando el gatillo contra ellos, en su propio lugar de trabajo y pasando lista, han podido sienciarles. Hace tiempo que se dictó sentencia contra ellos: culpables de libertad de expresión.
Los sangrientos atentados contra el humor no es nuevo ni exclusivo de nadie. Aún no se ha apagado el eco la de explosión contra el semanario “El papús”, que acabó con la vida del conserje que recibió el paquete con la bomba y causó daños en el edificio. Los autores no usaban turbante sino más bien corbata. Y tampoco consiguieran nada más que reafirmar el derecho a la sátira crítica y provocar el nacimiento de otras célebres publicaciones, que han ido desapareciendo a medida que la democracia en España se afianzaba.
Me suelen preguntar si no temo represalias por mis viñetas que se publican en “Última Hora”. No las temo porque confío en la inteligencia y en la aceptación democrática de quien ocupa un cargo público, porque la crítica siempre es por lo que representa políticamente, no por sus cuestiones personales.
Si nos rendimos, estamos perdidos. Los terroristas no son los dibujantes de humor.
Pep Roig
(Artículo publicado en el diario "Última Hora" de Palma (Mallorca)
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