"Quizás con la excepción de Le Canard Enchainé, otra revista satírica extremadamente caústica, Charlie no tenía parangón y su militancia antirreligiosa, que se aceleró desde la crisis de las viñetas de Mahoma en 2005, no tenía límite, ni dejaba fuera a ninguna confesión. Era criticada a menudo por políticos franceses por su virulencia y vivía una situación financiera cada vez más precaria. En noviembre, habían lanzado un llamamiento porque, con un media de 60.000 ejemplares y sin subvenciones ni publicidad para salvaguardar su independencia, consideraban que su supervivencia estaba en peligro. "¿Por qué estaban tan solos?", se titula el reportaje principal del número especial de la revista Marianne tras la matanza. "¿De qué han muerto nuestros amigos de Charlie Hebdo? Del odio de sus asesinos, sin duda. Pero no solamente. También han muerto a causa de su gran soledad. Cada día estaban más solos en la primera línea de la defensa de la libertad de expresión. Combatían sin mucho apoyo. Fueron abandonados a una amenaza creciente, progresiva, previsible, que sólo la valentía no era suficiente para desactivar"
Fragmento del artículo de Guillermo Altares ("El país")
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